Por adolescencia entendemos la etapa de la vida que va desde los 12 o 13 años, hasta el final de la segunda década de vida; una época complicada en la que ya no se es niño, pero tampoco se tiene el estatus de adulto.
Por norma general, la entrada en la adolescencia está marcada por los cambios anatómicos y fisiológicos que se producen en el organismo y que suelen ser progresivos.
Pero además de los cambios corporales producidos por las hormonas sexuales, a lo largo de la adolescencia se producen otros muchos cambios en muy poco tiempo. Se trata de un proceso psicológico que se une al crecimiento social y emocional de cada persona.
Todos estos cambios biofisiológicos, intelectuales, psicológicos y sociales marcarán a cada persona y modificará la forma de vivenciarse a sí misma y al entorno que le rodea.
En este tiempo, en la que se producen altibajos emocionales constantemente, mientras que los padres están trabajando, se produce una separación de la familia en la que los hijos adolescentes pueden recurrir a los amigos en lugar de a sus padres para tratar sus problemas y vivencias.
En muchas ocasiones el apoyo social de los amigos puede ser muy útil, sin embargo, en otras es necesario acudir a un profesional para tratar una posible problema o enfermedad mental.
Como padres es esencial estar pendientes de cambios de conducta o anímicos para actuar a tiempo. Entre los casos más comunes en los que se hace necesario llevar a un adolescente al psicólogo se encuentra la ansiedad, la depresión, el trastorno bipolar, hiperactividad, déficit de atención y trastorno de estrés postraumático.
Para intentar escapar de los síntomas de estos problemas, los adolescentes pueden recurrir a las drogas para olvidarse de ellos o dejar de preocuparse durante el tiempo que duren los efectos de éstas. Por este motivo se hace aún más necesario prestarles atención y tiempo para detectar a tiempo un problema grave o poder anticiparse a él.
Índice de contenidos
Síntomas por los que saber que un hijo necesita un tratamiento psicológico
Cambios en el comportamiento y en el humor
Puede ser difícil saber qué cambios en el humor o en el comportamiento indican la presencia de una enfermedad mental o un trastorno que requiere de ayuda profesional. No obstante, como padres podemos saber cuándo los cambios se relacionan con el crecimiento normal y crecimiento de los hijos, y cuando presentan unas características totalmente diferentes a lo que conocemos sobre ellos.
Cambios entre los amigos y en el instituto
La presencia de una enfermedad mental puede conllevar la aparición de cambios en el comportamiento con los amigos y en la escuela. Por ejemplo, es habitual que la concentración quede afectada, así como el rendimiento escolar o la capacidad de mantener el mismo tipo de relación con sus compañeros y amigos.
Físicos
Cambios en los hábitos de comer y dormir, menos energía, dolor de estómago, descuido de la higiene y el aspecto físico, pueden ser algunos de los signos que indiquen algún tipo de problema.
Anhedonia
O lo que es lo mismo, una menor capacidad para disfrutar del día a día. Es común en estos casos escuchar a menudo que estos individuos se aburren o ya no se divierten como antes en sus actividades de ocio.
Automedicación
Si se encuentra algún indicio de que el adolescente consume alcohol o drogas, presenta autolesiones o algún tipo de desorden alimenticio, las probabilidades de que se tenga vínculo con alguna enfermedad mental se incrementan.
Si se observan algunos de estos síntomas, recomendamos acudir a un psicólogo especialista en adolescentes para tratar posibles problemas e identificar la existencia de una enfermedad mental.