En ocasiones, hasta que no ocurre una desgracia, parece que el tema del bullying queda a la sombra de la sociedad, sin darle a este la importancia que merece. Sin embargo, muchos padres tienen la preocupación de si su hijo sufre acoso o bullying en el colegio, pero no saben cómo cerciorarse ni cómo actuar.
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¿Existe un perfil de niño acosado?
En un principio puede resultar difícil establecer el perfil de un niño acosado, ya que es un problema que puede sufrirlo cualquiera, a cualquier edad.
Según estudios desarrollados por la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación ANAR, que se basan en testimonios de víctimas menores de acoso que llaman al Teléfono ANAR; el acoso escolar afecta en una proporción casi idéntica a niños y niñas (49% en el caso de ellos vs. 51% en ellas).
La edad más habitual son los 12 y 13 años, reduciéndose el número de casos después de esta edad.
Entre los desencadenantes más habituales destacan la marginación por ser diferentes, discapacidades, defectos físicos, ser poco abiertos o habilidosos en las relaciones sociales y no seguir las mismas tendencias o gustos de la mayoría.
En determinadas ocasiones los niños acosados destacan por su inteligencia, ciertas características de su personalidad como ser los más brillantes, los más divertidos, los más justos o los que se comportan mejor e incluso atractivo físico.
En el caso concreto del ciberbullying lo sufren más chicas que chicos (siete por cada diez) víctimas acosadas a través de medios tecnológicos son chicas. Y la edad media de los menores acosados es ligeramente superior (la media son 13,6 años).
¿Puedo saber si hacen bullying a mi hijo?
Según estos estudios sobre acoso escolar y ciberbullying, cerca de un 70% de los menores afectados cuentan su problema a los padres, pero tardan una media de 13 meses en pedir ayuda. Por ello es importante potenciar el diálogo y la confianza desde que los niños tengan uso de razón.
Mientras que los menores optan finalmente por pedir ayuda, existen algunos síntomas que pueden hacernos dudar de que nuestro hijo está siendo víctima de acoso escolar:
-Enfermedades psicomáticas recurrentes como dolor de barriga o de cabeza
-Aislamiento creciente
-Trata de excusarse para no asistir a clase
-Tiene cambios en el carácter
-Vuelve del colegio triste o enfadado
-Pierde material escolar o lo trae roto
-Rehuye con la mirada
-Cambia su postura o su manera de andar
Aunque estos síntomas no tienen porqué significar que sufre acoso, si pueden ser motivo de hablar con el tutor para averiguar si existe algún problema que se deba tratar cuanto antes.
¿Qué debo hacer al enterarme de que mi hijo sufre acoso?
En estos casos, lo primero que aconsejamos hacer después de escuchar al menor, es poner el caso en conocimiento del centro de estudios, tanto del tutor como del equipo directivo. Por el contrario, nunca se tratará de arreglar el problema por nuestra cuenta ni compartirlo por grupos de whatsapp o entre otros padres. Si esto ocurre, se podrían destruir pruebas que en caso de delito serían esenciales.
Mientras tanto, los padres en casa tratarán de establecer una dinámica de confianza y diálogo. Además es importante valorar si el niño necesita recibir asistencia psicológica en una clínica especializada.
Da un plazo al centro para que actúen e impongan las medidas oportunas. Si el acoso continua y el centro parece no responder como debería, puede acudirse a una inspección educativa o una denuncia como última opción.
Posteriormente, también es importante buscar apoyo psicológico para que el menor trabaje sus dificultades y pueda volver a desarrollar las habilidades que necesite para establecer nuevos vínculos sociales.
Además de prestar apoyo psicológico, los especialistas del Centro Psicológico Avenida de la Estación cuentan con la acreditación suficiente para poder realizar peritajes jurídicos e informes psicológicos así como la posterior defensa en juicio oral.
Tenemos una amplia experiencia como peritos judiciales en la elaboración de informes periciales en materia de evaluación de menores para idoneidad en ostentar la guardia y custodia, evaluación de daños y trastornos psicológicos tras algún acontecimiento traumático como es el bullying.