La psicología ha estudiado largo y tendido sobre la relación de los padres separados con sus hijos, y especialmente sobre el comportamiento de los menores y la repercusión que puede causar en ellos una situación tan complicada como es un divorcio.
Como padres a veces puede que no seamos conscientes de los errores que cometemos con nuestros hijos, especialmente cuando nosotros mismos nos sometemos a una situación de tanto estrés y ansiedad. Sin embargo debemos tener en cuenta la vulnerabilidad de los pequeños y su gran fragilidad a determinadas edades.
Y siempre, si lo consideramos oportuno, deberemos acudir a un centro psicológico especializado en este campo donde nos pueden ayudar a superar los diversos problemas que pueden surgir en nuestra familia tras la separación.
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Ponerles en contra del otro progenitor
Para un niño, sus padres son las personas más importantes, independientemente de que decidan romper su relación. Por ello, cuando un progenitor se desahoga insconscientemente con su hijo o trata de alejarlo de su ex-pareja, podemos causar un daño en ellos difícil de reparar.
Para los adultos puede resultar muy complicado no hablar mal, aunque sea de manera sutil, de una persona que le ha hecho daño o por la que lo está pasando mal. Pero ante esta situación, los niños que escuchan insultos o críticas constantes de un progenitor hacia el otro, pueden sufrir un conflicto de lealtad, angustia y ansiedad.
Desautorizar a la expareja
Otro error muy común es poner en tela de juicio las decisiones del otro cónyuge delante del menor. Cuestionar las decisiones del otro provoca que el niño se sienta confuso e inseguro. Si los padres tienen diferencias o desacuerdos conviene que éstos se traten en privado, sin la presencia de los pequeños.
Un comportamiento adulto y responsable de los padres es fundamental para disminuir en la medida de lo posible el sufrimiento de los hijos.
Convertirlos en niños-espías
Un error con el que debemos tener especial cuidado es el de interrogar a nuestro hijo cada vez que está con el otro progenitor y ponerlo contra la espada y la pared, los niños no son tontos y pueden sentirse utilizados. De hecho, aunque salga del menor dar cierta información del ámbito privado del otro progenitor, la actitud correcta es indicarle que no está bien que hable sobre esos temas o restarle importancia.
Al igual que no debemos utilizar a los niños para obtener información, tampoco deberemos usarlos para decirle algo al otro progenitor. Existen muchos medios para hablar con la expareja y este no puede ser uno de ellos. A veces los niños, cuanto más ajenos sean a los problemas de los adultos, mejor, y más si éstos son entre sus padres.
Recompensarles con objetos materiales
Intentar compensar el estrés y el sufrimiento que padece el pequeño por la separación con bienes materiales es un error descomunal. De esta forma los adultos entran en el juego afectivo del niño. Hay que ser conscientes de que hay situaciones y sensaciones imposibles de contentar con un juguete o cualquier otro objeto material. Además, esta situación puede provocar angustia en los hijos, ya que se vuelven imposibles de contentar.
Como decimos es fácil dejarnos llevar por nuestras emociones y no saber gestionarlas adecuadamente. No obstante, es importante reconocer cuando estamos cometiendo alguno de estos errores para ponerle remedio cuando antes.