Sentirse vacío es una de las peores sensaciones que puede acompañar a una persona en algún momento de su vida. Esta sensación se caracteriza por sentir que nada tiene sentido ni merece la pena, y va acompañada de nostalgia, tristeza, desilusión y soledad.
Este vacío existencial puede estar motivado por diversos motivos, uno de los más comunes es la pérdida de un ser querido, ya sea porque ha muerto o porque se ha producido una separación. La falta de esa persona que antes llenaba una parte esencial de nuestra vida, que nos proporcionaba una estabilidad o estructura, y que nos hacía sentir ilusión, ganas de mejorar o tener propósitos, puede conllevar que ahora que no está nos sintamos vacíos.
Perder un trabajo es otro de los grandes motivadores de esta sensación. Es posible que tuviéramos muy idealizado un trabajo, que hubiéramos apostado demasiado por él o que de él dependiera el cumplimiento de gran parte de nuestros sueños. Perder este trabajo por una enfermedad, un despido o un traslado por una causa mayor puede provocar que todo pase a no tener sentido para nosotros.
Pero estas posibles causas sólo son los desencadenantes, esta sensación de vacío está más ligada con la pérdida de contacto con uno mismo y la vida se comenzase a ver como desde fuera, como un espectador que ve una obra sin sentido.
Índice de contenidos
Vacío existencial
A menudo, cuando tenemos la atención centrada en una persona, trabajo o meta, no le prestamos atención a lo que realmente sentías o a una disminución de interés en los demás aspectos ajenos a estas metas o personas. Detrás de este vacío se suele esconder una gran frustración por no haber conseguido alcanzar las metas que nos habíamos fijado o ver que la vida no nos ha respondido como a nosotros nos hubiera gustado o creíamos merecer.
No salir de este estado de vacío existencial implica no aceptar el transcurso de la vida ni ser capaz de encontrar nuevos sentidos o metas que le den valor a la existencia.
Ante todos los problemas que esta sensación provoca en la persona, se tiende a llenar este vacío con actividades que llenen gran parte de los días e impidan pensar sobre cómo nos sentimos, con el consumo de comida o drogas que nos evadan de nuestros problemas o incluso con compras compulsivas. No obstante, es importante ser consciente de que estas salidas son sólo paliativos que a largo plazo sólo harán que se alargue la sensación de sin sentido.
Cuando la persona ve que pasa el tiempo y este vacío no desaparece, es común que finalmente se entre en depresión, con la consecuente desesperanza, pérdida de la capacidad de poder sentir placer y ganas de poner fin a una vida que para la persona no tiene sentido.
La depresión actúa en el cerebro humano volviéndolos incapaces de responder a estímulos positivos. Estas personas se centran en lo negativo, lo que les hace aumentar la sensación de tristeza. No obstante, es importante saber que este mecanismo cerebral puede revertirse siguiendo un tratamiento psicológico adecuado.
¿Qué puede ayudarme a dejar de sentirme vacío?
Lo primero es reconocer cómo nos sentimos, ser conscientes que no le vemos sentido a nada y asimilarlo. Intentar negar que nos sentimos así, machacarnos a nosotros mismos con que no podemos sentirnos así no nos ayudará, sino todo lo contrario. Sentirse vacío no significa que seamos más débiles ni que vayamos a estar toda la vida así, tan sólo quiere decir que tenemos que encontrar nuevos sentidos para volver a tener metas e ilusión.
Sentirse vacío o sentir que no se tiene nada que merece la pena puede convertirse en una oportunidad para darle un giro a la vida y sentirse incluso mejor que antes de sentir el sinsentido. Para los budistas el vacío es positivo ya que significa que no estamos aferrados a nada. Aunque sentirse vacío es todo menos agradable, es una señal que debemos saber interceptar como la necesidad de un cambio.
Recuerda también que lo que le sirve a otra persona no tiene porqué servirte a ti, la búsqueda del sentido de la vida es un viaje muy personal que requiere una búsqueda profunda en el interior de uno mismo. En esta búsqueda puede ayudarte un especialista que primero conozca tu caso y que tenga los conocimientos necesarios para encontrar el sentido que tanto ansías.
La búsqueda de sentido siempre es un viaje personal, por lo que es esencial que mires en tu interior y encuentres tus propios significados, aquello que te hace vibrar, motiva e ilusiona.
No olvides cuidarte y mimarte, puede que tras este tiempo te hayas olvidado de ti y de las cosas que te hacen sentir bien. Celebra tus victorias, sean grandes y pequeñas y trabaja en fortalecer tu autoestima comenzado una relación renovada contigo mismo.
Cuando se acude al psicólogo o a un centro psicomédico, el paciente tiene que afrontarse a algunas preguntas trascendentales como qué es lo que realmente quiero en la vida, para qué sirvo o que me hace sentir bien. Encontrar las respuestas a estas preguntas puede hacer que emprendamos un viaje a nuestro yo interior, y que exploremos nuestros intereses. Esto nos puede ayudar a plantearnos nuevas metas y comprender que eres libre de elegir como reaccionar a esta situación y que camino coger de aquí en adelante.